Cómo ayudarlo a entender lo que siente
Porque sentir mucho es parte de crecer.
Entre los 2 y los 5 años, tu hijo está descubriendo que existe algo más que hambre o sueño. Aparecen emociones intensas: enojo, miedo, frustración, alegría desbordada…
Y muchas veces no sabe qué hacer con ellas. Grita, llora, se tira al suelo.
No es un mal comportamiento. Es una petición de ayuda en forma de emoción.
¿Por qué pasa esto?
En esta etapa, el cerebro emocional está en desarrollo, pero la parte que regula y pone palabras aún no madura del todo. Por eso, tus palabras, tu calma y tus límites amorosos son fundamentales.
¿Qué puedes hacer?
- Nombra lo que siente: “Veo que estás enojado porque no te di más galletas.”
- Valida su emoción, aunque no su conducta: “Está bien sentirse así, pero no está bien pegar.”
- Ofrece contención física si lo permite: a veces un abrazo, calma más que mil palabras.
- Sé su espejo de calma: aunque por dentro estés agotada, tu serenidad es su ancla.
Recuerda:
Tu hijo no necesita que lo calmes de inmediato. Necesita que lo acompañes mientras aprende a calmarse solo.
Estás sembrando algo profundo: su capacidad para reconocer y gestionar lo que siente.