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Dinero en pareja: un manejo más sano

Hablar juntos de este tema no es romántico, pero sí indispensable para evitar confusiones, corajes, luchas de poder e incluso la ruptura.

El dinero en cualquier relación humana es un factor muy importante, por más que quisiéramos decir que no es así. Es cierto que tener mucho no nos garantiza la felicidad y que tampoco compra la salud, que cuando lo perdemos o vivimos aprietos económicos, el amor puede pasar por pruebas muy fuertes, y muchas otras verdades. Pero lo que sí podemos asegurar, sin temor a equivocarnos, es que el dinero es necesario y que, por tanto, se convierte en un medio por el cual expresamos a los demás diversos aspectos sobre nuestra personalidad.

En otras palabras, la forma de manejar el dinero dice muchas cosas sobre nosotros mismos, ya que todos hemos sido educados para dar y recibir. Vivimos en una sociedad en donde tenemos que comprar cosas para subsistir. Claro que las necesidades creadas, según el medio en el que hemos crecido, varía de acuerdo al grupo socioeconómico. Pero tomemos como ejemplo a una pareja de clase media típica para hablar de algunos aspectos en los que el dinero puede llegar a influir en una relación.

El caso de Laura y Víctor

Vamos a suponer que Laura viene de una familia de clase media alta, acostumbrada a escuelas particulares, no a muchos lujos, pero en donde nunca faltó nada: dos o tres vacaciones familiares al año, su madre nunca tuvo que trabajar, el padre era dueño de una pequeña empresa a la que, con altas y bajas, siempre le fue bien. Él proporcionaba todo a la familia; la madre recibía quincenalmente su gasto y no hacía demasiadas preguntas. Víctor, en cambio, procede de una familia de clase media baja y asistió siempre a escuelas públicas. Su papá fue muy trabajador, pero también muy abusivo y alcohólico. En casa de Víctor hubo muchas privaciones y él pagó sus estudios de abogado.

Víctor y Laura se conocieron en la escuela de Derecho y más adelante se casaron. Ambos trabajaron durante tres años, pero después tuvieron dos hijos y decidieron que Laura no trabajaría fuera de la casa, durante unos cinco o seis años, mientras los niños fueran muy pequeños. Posteriormente, ella empezó a laborar medio tiempo y a hacer traducciones desde casa para apoyarlo mientras hacía su maestría.

A él le empezó a ir muy bien. Ella no ganaba tanto como Víctor y ahí empezaron los problemas, ya que él siempre quería decidir todo lo relacionado con las finanzas de su familia. Víctor decía que él se mataba trabajando y que, además, ganaba la mayor parte del ingreso familiar; por tanto, era a él a quien correspondían las decisiones e incluso no tenía por qué consultarle nada a ella, ni informarle cuánto ganaba. Laura se sentía confundida: por un lado, con rabia y por otro, con dudas sobre si él tendría razón.

Lo que el dinero expresa en una relación

Este es un típico caso en el que a través del dinero se están manifestando diversas emociones y maneras de conducirse. Por un lado, se está usando el dinero como medio de control. Víctor, aunque sea de manera inconsciente, trata de controlar a Laura a través del dinero. Esto es sumamente común, sobre todo en los hombres. Tiene su origen, desde luego, en la educación y en las vivencias infantiles.

En general, a los niños se les educa para que sean ellos los que lleven el sustento al hogar. En las últimas décadas, tal vez esto haya cambiado un poco, pero no lo suficiente. Por tanto, los hombres se sienten mucho más responsables de traer el dinero a la casa y creen que son los dueños del mismo. También se les enseña a mantener sus emociones y sentimientos bajo control, y a expresarlos poco. De esta manera, no sólo no expresan lo que sienten, sino que muchos tratan de controlar los sentimientos y las emociones de los demás (su pareja, sus hijos). Claro que no es tan simple como lo estamos diciendo. En cada caso hay diversas variables que se combinan para dar por resultado una problemática particular.

Pero volviendo a nuestro ejemplo, Víctor fue educado para tener poco y ser muy medido en los gastos; por eso empieza a limitar y querer controlar todo lo referente al dinero. Cuestiona a Laura hasta por el último gasto que hace y los problemas aumentan. Ella se siente totalmente acorralada y vigilada; lo acusa de “codo” y macho. Él siente que Laura no aprecia todos sus esfuerzos, que se la pasa trabajando para darle todo lo necesario a su familia y que su mujer no hace sino quejarse. Dice que, como es él quien produce el dinero, es él quien tiene que distribuirlo. Obvio también es su manera consciente o inconsciente de controlarla. Conforme avanza el tiempo, la relación empeora, independientemente de que la situación constituye un abuso financiero.

En esta historia, la pareja se encuentra atrapada en una lucha de poder, con el dinero como la principal arma de combate. Es una batalla en la que ambos saldrán perdiendo.

En pareja, el dinero es de dos

Lo primero que Víctor y Laura deben comprender es que en pareja –si es que ha de llamarse pareja– el trabajo de uno y de otro es igualmente valioso. Para que el arreglo del dinero funcione en un matrimonio, los dos tienen que valorar al otro como persona.

Ambos deben entender que existen episodios en las parejas en los que uno gana más que el otro. Uno de esos periodos es, por ejemplo, la crianza de los hijos. Si la mujer no se dedicara a todo lo referente al hogar y los niños pequeños, ¿tú como hombre crees que podrías trabajar y además dedicarte a la casa? ¿Verdad que no es tan fácil?

El matrimonio es un contrato, aunque nos suene frío, en el que a veces una de las partes dedica tiempo a las labores del hogar (que no son pocas) y el otro se enfoca en producir dinero. No por ello uno es el dueño total de la casa y el otro de los recursos económicos. Sin embargo, el problema radica en que muchas mujeres y la sociedad en general siguen educando a los niños para creer que el que produce el dinero es el dueño del mismo, de tal forma que se convierte en una licencia para controlar a otra persona.

No continuemos esta práctica con los pequeños. Enseñémosles a las nuevas generaciones que el trabajo de mujeres y hombres vale igual; que el trabajo en casa vale mucho, aunque no sea remunerado; que en la pareja ambos tienen derecho a decidir sobre el dinero porque es de los dos. Los problemas empiezan cuando sólo uno decide y tiene derechos, y el otro vive sometido, lo cual representa un verdadero abuso.

Nadie puede hacer de lado al otro por no generar ingresos, ni controlarlo o relegarlo debido a ello. No sobra decir que, antes de vivir en pareja, es sumamente importante hablar de manera directa sobre el manejo del dinero.

tita_ots@yahoo.com

Psicoterapeuta familiar con especialidades en familia reconstituida, abuso emocional, autismo (síndrome de Asperger) y pareja, entre otras. Mamá de una hija y autora del libro La Segunda Vuelta: cómo casarse de nuevo y no divorciarse en el intento, así como múltiples publicaciones en revistas especializadas tita_ots@hotmail.com

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