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¿Qué tan tolerante eres?

Para responder qué tanto estás dispuesta a soportar de una situación o de las personas, todo depende del grado de cercanía, aceptación y responsabilidad.

Una y otra vez, nos frustramos o decepcionamos por aspectos de los demás que siempre van a ser como hoy son. El cielo es azul, el agua moja y las personas son como son. La única persona a quien sí le corresponde cambiar es uno mismo.

Muchos de los malos ratos que pasamos en la vida son detonados por aspectos que no nos gustan de los demás o con los que no estamos de acuerdo. Sin embargo, que no agraden esos rasgos personales o que haya situaciones en la vida con las que no simpaticemos, no hace a esas personas y sus características menos válidas. Ante nuestros ojos las hace desagradables, pero no necesariamente dejan de ser aceptables.

La tolerancia o aceptación es la virtud que nos permite estar en paz sabiendo que hay aspectos importantes de nuestra vida que siempre van a ser como son o que les toca a otras personas cambiar.

A través de la tolerancia o la falta de ésta podemos darnos cuenta del grado de cercanía con el que estamos unidos a los demás. Revisemos los tres niveles en que nos acercamos a las personas que están a nuestro alrededor.

 

Nivel 1: círculo de intimidad

En este tipo de vínculo están aquellas personas por quienes podemos sufrir o ellos por nosotros, con tal de detonar bienestar y crecimiento en común. Aquí caben pocas personas como la pareja, los hijos, algunos familiares y amistades. Su condición y crecimiento nos importa tanto que lo hacemos propio.

Si a tu hijo le duele una muela o reprueba una materia, lo llevas al dentista o lo inscribes a clases de regularización, aunque le incomode o le duela. A una amiga o hermana íntima que esté deprimida la quieres llevar a pasear u “obligarla” a ponerse en acción, aunque le caigas mal. Estas situaciones deben estar en nuestro círculo de control y son nuestra responsabilidad. No es posible tolerar comportamientos contrarios a nuestros valores con estas personas.

 

Nivel 2: cercanía intermedia

Aquí entran las personas que podemos querer profundamente y por lo mismo su condición o situación nos importa, pero no estamos dispuestos a sufrir por ellos o hacerlos sufrir para detonar crecimiento y bienestar. Engloba a muchas más personas que en el primer nivel, a quienes debemos brindarles lo mejor de nosotros mismos pero tolerando que rechacen nuestro apoyo o se nieguen a progresar.

Estas personas pueden ser familiares, amigos, colaboradores o incluso hijos de mayor edad. Si una amistad de nivel dos está de pareja con una persona que pensamos que no le hace bien, lo más que podemos hacer es apoyar y hablar con la verdad, pero no obligar a que cambien sus decisiones. Su condición no nos gusta, pero no por eso estamos dispuestos a sufrir.

En este caso, tenemos que tolerar que esa situación sea como es, sin dejar que nos afecte. Hay que influir en mejorar su situación, aunque no nos corresponde controlar su mejoría. En este nivel pueden estar amigos, familiares y otras personas queridas, sin que nos corresponda hacernos cargo de su situación.

 

[pullquote align=”left”]Si no estás dispuesta a tolerar alguna situación que sí se puede cambiar, entonces hay que invertir tiempo, dedicación y esfuerzo para lograrlo.[/pullquote]

 

Nivel 3: cercanía ligera

En este tercer nivel incluimos a las personas (muchas veces desconocidas) cuya situación es importante para nosotros y además queremos facilitar que puedan mejorarla. En este nivel caben vecinos, alumnos, algunos colaboradores o personas de nuestra sociedad en general.

A ellos intentamos brindarles lo mejor de nosotros mismos. La mayoría de las ocasiones no sabremos de qué manera influimos o impactamos en sus vidas, o si vamos a marcarlos más profundamente de lo que ellos marcarán la nuestra.

3 principios de la tolerancia

  1. Debemos tolerar todo aquello que siempre va a ser como es hoy.
  2. Si no estamos dispuestos a tolerar alguna situación que sí se puede cambiar, entonces hay que invertir tiempo, dedicación y esfuerzo para lograrlo.
  3. Si vivimos una situación que no nos gusta y queremos influir en su mejora, es necesario que brindemos lo mejor de nosotros, tolerando que los demás lo tomen o lo dejen pasar.

 

info@femhom.com

Coach, consultor personal y director general de FemHom Consultores. Papá de dos hijos y autor de los libros Tu propósito de vida en pareja, La ley de tus razones y otros. info@femhom.com

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